The Rock Trading: quiebra al estilo italiano

The Rock Trading, un intercambio histórico en Italia, ha suspendido sus operaciones: en la actualidad, los usuarios no pueden comerciar ni retirar sus fondos.

Oficialmente, la página del sitio web se refiere a "dificultades encontradas en la gestión de liquidez". Lo que puede significar cualquier cosa: ¿te quedaste sin dinero? ¿Olvidaste la combinación de la caja fuerte donde la guardas? ¿Tienes tanto que realmente no sabes qué hacer con él?

Hubo algunas señales de advertencia cuando los usuarios experimentaron durante varias semanas dificultades y demoras cada vez mayores para retirar sus fondos. Luego, de repente, el escueto anuncio en la página de inicio del sitio web.

Muy poco se sabe sobre los detalles de esta crisis: la información encontrada en la web no va más allá del hecho evidente del cierre de operaciones de la plataforma y, por otro lado, la dirección de la empresa ha dejado poco o nada trascender. Usuarios e inversores permanecieron a oscuras hasta el último momento.

En la actualidad, es imposible entender qué eventos y causas, corporativas o de gobierno, llevaron al cierre repentino de una de las plataformas de intercambio más antiguas y (aparentemente) más confiables de Italia y Europa.

Pero este no es el lugar para investigaciones o especulaciones sobre la gestión financiera de la empresa: de ese tipo de análisis se encargarán analistas especializados. Ciertamente, el problema no está relacionado con la naturaleza o las características de los criptoactivos que negociaba la plataforma.

Sin embargo, aquí es donde razonamos sobre cuestiones de relevancia jurídica y legislativa.

El asunto Rock Trading da lugar a considerables reflexiones jurídicas sobre cuestiones cruciales. Algunas de ellas ya las hemos realizado, con motivo de la caso FTX y otras grandes plataformas que terminaron en situaciones de insolvencia.

Si bien aún no conocemos el trasfondo del asunto que afectó a la plataforma italiana (y con él, a miles de usuarios inocentes), existe un hilo conductor que une inevitablemente todos estos casos de quiebras inesperadas.

¿Por qué The Rock Trading quebró?

La primera consideración es que estos colapsos, obviamente, no tienen nada que ver con la volatilidad de los criptoactivos, ni con la naturaleza descentralizada de los activos negociados.

Esto se debe a que la volatilidad es irrelevante cuando un intercambio obtiene sus ingresos de las tarifas de los intercambios. No importa si el precio de un determinado activo sube o baja.

La segunda consideración es que la naturaleza descentralizada del objeto de las transacciones de intercambio también es completamente irrelevante, porque en realidad una plataforma de intercambio es una entidad centralizada, es decir, un intermediario.

Yendo por exclusión, el problema debe buscarse en aspectos de gestión empresarial y financiera de los recursos y en el gobierno de la empresa.

Para usar una metáfora, si el barco pasó directamente sobre un arrecife, poco importa si se estrelló allí porque hubo un error honesto en el cálculo del rumbo o porque toda la tripulación bailaba borracha en la cubierta sin prestar atención al timón.

El punto es que el barco fue dirigido en la dirección equivocada; no es que haya cedido su casco por un error de diseño o porque los materiales utilizados en su construcción fueran de mala calidad.

Ahora, saliendo de la metáfora, el quid de la cuestión radica en el hecho de que en el atolladero de leyes y reglamentos casi no hay medidas tomadas hasta la fecha para proteger a los usuarios y ahorradores que se relacionan y dependen de los intercambios centralizados, como podría ser ser, entre los muchos, Binance or Coinbase, pero también como los arrastrados por tormentas y quiebras, como FTX y, por supuesto, más recientemente, The Rock Trading.

Nadie ha impuesto nunca a este tipo de intermediarios ningún requisito particular de seriedad profesional o en términos de garantías de capital para ingresar al mercado, y más aún para poder dirigirse a un mercado de inversores no profesionales. Tampoco se impusieron obligaciones específicas de conducta o formas de supervisión y control sobre el buen uso de los fondos confiados por los ahorradores, etc.

Y todo ello a pesar de todos aquellos peces gordos de los bancos centrales y de los organismos de supervisión y regulación que públicamente en los últimos tiempos se han estado tirando los pelos con respecto a la volatilidad de las criptomonedas, su falta de valor subyacente y su supuesto anonimato, ya que los mismos de arriba las cifras podrían haber hecho mucho más para asegurar que se tomaran salvaguardas y medidas de protección concretas y efectivas a favor de los usuarios.

En pocas palabras, muchos comunicados de prensa, mucha charla, pero muy poca acción.

¿Qué pasa con la regulación para proteger a los ahorradores?

Ahora bien, si tomamos un caso como el de The Rock Trading, sí que hay que pensar: en primer lugar, estamos hablando de una plataforma que fue debidamente inscrita en el registro específico establecido en la OAM, en aplicación de lo dispuesto en la la ley ALD y la legislación de implementación adoptada por el MEF a principios de 2022.

Esto demuestra que, neta de toda la exageración, la admisión al registro no garantiza absolutamente nada, ya sea en el frente de calidad o en la confiabilidad de los operadores. Estar en él no protege a nada ni a nadie. Solo genera la obligación de informar a las autoridades fiscales los nombres y apellidos de quienes se dedican al comercio de criptomonedas.

También da que pensar que, a lo largo del proceso de adopción de la legislación que implementaba los requisitos que luego condujo a la implementación del registro OAM, fue precisamente The Rock Trading uno de los operadores más activos en las interlocuciones con los organismos y instituciones llamadas a preparar los proyectos de medidas.

Otra cosa conocida por quienes trabajan en el medio, es que la empresa pondría importantes recursos en el campo, nombrando profesionales de clara reputación con el fin específico de iniciar y gestionar activamente las relaciones institucionales a nivel parlamentario y mayoritario, para elaborar proyectos de textos normativos y llegar a la aprobación de una ley sobre el tratamiento fiscal de las criptomonedas.

Así, estamos hablando de una plataforma histórica, que ha venido operando a un alto nivel, codo a codo con legisladores, supervisores y reguladores, y afines a nivel institucional.

Sin embargo, este epítome de solidez y fiabilidad (a estas alturas solo aparente), de la noche a la mañana simplemente cerró sus puertas y bloqueó los activos de los usuarios, sin dar más explicación que una referencia genérica a los problemas de liquidez.

Fue un duro despertar para aquellos que podrían haber tenido en mente que el mundo del intercambio centralizado y comercio Las plataformas se habían embarcado en un camino para parecerse cada vez más al mundo de los servicios bancarios y de corretaje financiero convencionales.

Y quienes hayan podido tener este tipo de visiones, salvo que tuvieran en mente algo parecido a la ruta de peregrinación a Santiago de Compostela, más vale que digieran la idea de que todavía queda un largo camino por recorrer.

La necesidad del MiCA

Y para ser justos, este viaje probablemente solo comenzará realmente cuando Mica, se aprueba finalmente el reglamento europeo sobre activos criptográficos. Y puede que sea cierto que este reglamento ya se habrá creado obsoleto y lleno de lagunas (sobre todo en DeFi y NFTs), pero es el primer acto legislativo importante que impone a los proveedores de servicios de activos criptográficos (CASP) los requisitos necesarios para operar en el mercado europeo y obligaciones de conducta significativas.

Queda por ver si todo esto será suficiente para evitar pesadillas como FTX o The Rock Trading: después de todo, hemos visto a demasiados bancos tradicionales arruinarse, a pesar de todo el elaborado sistema de regulaciones, controles y supervisión.

No obstante, al menos es un comienzo.

Además, tiene sentido que los operadores que ofrecen servicios sobre criptoactivos sean conscientes del hecho de que si realmente quieres ser esencialmente un banco, también es justo que aceptes sus reglas y limitaciones.

 

Fuente: https://en.cryptonomist.ch/2023/02/24/the-rock-trading-bankruptcy-italian-style/