La Corte Suprema emite una gran decisión por la libertad

Eclipsado por la tormenta creado por su sentencia de aborto, la decisión de la Corte Suprema en West Virginia contra la Agencia de Protección Ambiental asestó un golpe impresionante e histórico contra el poder burocrático desenfrenado e irresponsable. El tribunal declaró contundentemente que la EPA se había excedido ampliamente en su autoridad con regulaciones para obligar a las empresas de servicios públicos a cambiar de combustibles fósiles a las llamadas energías renovables, en particular, molinos de viento y paneles solares.

La Corte fue clara: si una agencia no electa va a emitir reglas que tendrán un gran impacto en la sociedad, debe tener la autoridad explícita del Congreso para hacerlo. No puede invocar justificaciones basadas en lecturas distorsionadas de las leyes.

En este caso, la EPA hace varios años comenzó a poner límites arbitrarios a las emisiones de gases de efecto invernadero, con el objetivo final de ilegalizar el uso de petróleo, gas o carbón para generar electricidad. El problema era que no había un mandato legal para imponer cambios tan radicales. De hecho, el Congreso se ha negado repetidamente a aprobar tal legislación.

Los ecologistas extremos, frustrados, recurrieron a que los reguladores hicieran lo que no habían podido hacer a través del proceso democrático. La extralimitación de la EPA no fue aislada. Durante décadas, las agencias federales han ido adquiriendo cada vez más poder.

El Congreso ha estado de acuerdo con esta castración de sus poderes tradicionales porque al hacerlo ha permitido a los legisladores eludir la responsabilidad por decisiones impopulares. De hecho, muchas leyes se redactaron deliberadamente con un lenguaje vago para dar a los burócratas la máxima flexibilidad.

Esta neutralización del Congreso se remonta a fines del siglo XIX con el surgimiento de la idea de que una sociedad industrial moderna había dejado obsoleta la Constitución y que el gobierno debería estar dirigido por expertos que no se empantanaran en el laborioso proceso legislativo. Woodrow Wilson, nuestro vigésimo octavo presidente, fue uno de los principales defensores de la creencia de que la Constitución, con sus controles sobre el poder del gobierno, había dejado de ser útil.

Esta noción fue expresada recientemente por Anthony Fauci, quien dijo que las decisiones tomadas por expertos en salud como él no deberían estar sujetas a revisión judicial.

Pero nuestros Fundadores entendieron sabiamente que tales conceptos eran recetas para la tiranía. Todos los que ejercen el poder deben rendir cuentas por sus acciones.

Además, los expertos no siempre tienen razón, incluido el Dr. Fauci, quien en las semanas previas al cierre de marzo de 2020 decía que las personas deberían preocuparse más por la gripe estacional que por el coronavirus emergente.

Las agencias hambrientas de poder no están dispuestas a aceptar pasivamente esta decisión. La SEC, por ejemplo, aún planea emitir formalmente una resolución de 500 páginas esta primavera sobre las empresas que cotizan en bolsa y el cambio climático. El Tribunal Superior tendrá que dictar una serie de decisiones que refuercen lo que hizo con Virginia Occidental v. EPA.

Fuente: https://www.forbes.com/sites/steveforbes/2022/08/02/supreme-court-delivers-big-deal-decision-for-freedom/